sábado, 16 de mayo de 2009

Sobre conejos y caracoles...

El otro día surfeando me encontré esta fábula, y he querido recogerla aquí.

Iba el conejo de salto en salto disfrutando del cálido día cuándo al caer, en uno de esos saltos, sobre una piedra, casi pisó a su buen amigo, Martín, el caracol.

-¡Ay! lo siento amigo mío no te vi, iba ensimismado en mis asuntos.
-No te preocupes Leandro, te vi caer, y me dio tiempo de esquivarte - le dijo Martín.

Eran amigos desde hacía mucho tiempo, y siempre se contaban sus asuntos, tristezas y alegrías.

- y, ¿qué te ocurre Leandro, que casi no me viste?
- ¡Ay! amigo, una pesadumbre me llena la cabeza. Sabes de mi numerosa familia, ¿verdad? Pues aunque parezca que mucha felicidad me puede traer...al ser tantos, el cariño está tan difuminado, tan diluído, que apenas lo siento, y es dura la vida sin sentir el cariño de los tuyos.
- Te compadezco amigo mío, es dura la vida sin el calor. Sabes que ahora mi mujer va a tener nuestro primer vástago ¿verdad?, pues, algo parecido, pero al revés, me pasa a mi, porque al estar trabajando tan lejos de casa, me siento inútil en estos momentos de necesidad, que no puedo dar el cariño y apoyo que debiera.
- ¿Tan lejos?, amigo, pero si vives al lado de tu casa, apenas dos saltos.
- Dos saltos para ti, para mi es un camino que tardo mucho en hacer, y no puedo estar todo lo que haría falta, y siento que me pierdo vivencias importantes, que no se repetirán. Y eso me apesaumbra a mi, amigo Leandro.
- Amigo Martín, que duro es ser conejo, que aún teniendo no puedes sentir.
- Y cuánto duro es ser caracol, Leandro, que aún teniendo no puedes estar. 

Moraleja, no seas conejo ni caracol, mejor...se una piedra.


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